jueves, 19 de mayo de 2011

Mirada.

Mirada.

No era de sorpresa. Y si alguna vez tu rostro se puso así, yo no lo vi.
¿Que cómo era? 
Precioso.

Una sonrisa burlona y de lado hacía acto de presencia junto a un silencio que amé... segundos que parecían minutos se comenzaban a pasear a nuestro alrededor y lo único que podía hacer era mirar los ojos contrarios a los míos.
Mi cara estaba paralizada, como minutos antes, cuando te daba la hora.
Mi boca entreabierta, sin saber que podría decir en un momento así... mis ojos aún más abiertos para no perder un mínimo movimiento del que me acompañaba.

Mis ojos... que se encontraron con los otros y les preguntaron: 
¿Qué piensas ahora? ¿Que pasa por tu cabeza?... ¿Odio...o alegría?
No obtuvieron respuesta, pues de la otra persona no salió nada. Eso si, extrañamente se dió media vuelta diciendome que no dijera tonterias.

¿Acaso habían mis labios pronunciado palabra alguna y yo no lo había notado?

No... me era imposible hablar a aquellos ojos y aquella sonrisa que sabía lo que entre mis manos había.
¿Mis manos? Ni idea. Sólo mis ojos estaban vivos aquella noche.

Mi acompañante, después de hablar y girarse me volvió a buscar y me miró.
En los momentos siguientes comprobó lo que en mis manos había traído y cuidado con tanto mimo y cuidado.
¿Que qué era? No.
No lo diré.
Sólo una persona debe tener el honor de saber.




...
Mereció la pena. Es lo único que sé.
¿Sabes lo que pasó luego de eso? ¿Lo sabes?
Vi algo por lo que había estado un mes esperando... Segundos que fueron como el mayor tesoro para mí.

Se había dibujado una sonrisa en la persona que me miraba. Hablaba y decía entre líneas que le había gustado el detalle... mientras, si sonrisa se hacía visible.
¿Que como era?
Diferente.
Por eso sé que valió la pena.

...
Al acabar recibí un cálido abrazo que me mantuvo sin notar el frío durante toda la noche.

Sé que mereció la pena, aún con miedo.

... Más... mis ojos se quedaron preguntandose por los de aquella persona que, bajo la luna llena y la oscuridad de la noche, me había mirado.
¿Esos ojos les habían hablado?
Porque estos ojos míos, ya sucios y mayores no habían comprendido mensaje alguno.

Pero no vieron dolor, ni odio, ni nada malo.
Por eso están felices, aunque curiosos de saber...

Curiosos de saber el lenguaje de los ojos del acompañante.


No hay comentarios:

Publicar un comentario