jueves, 16 de febrero de 2012

Something Lacking

Todo estaba ordenado ya. Los platos perfectamente colocados, los cubiertos lavados y unos encima de otros en su respectivo cajón. El mantel impecable... Olor a limpio.

Cerré la puerta que conducía a la cocina. Dí media vuelta y miré hacia el piso superior mientras subía por las escaleras. Mis ojos violeta no dejaban de mirar la puerta de su habitación. A cada paso que daba, ruido de tacones se escuchaba.
Al llegar a la planta superior me dirigí con paso firme y lento a su cuarto. Con mi mano izquierda abrí la puerta y la cerré detrás de mi al entrar. Cosa que siempre he hecho.

Ahí estaba. Quieta, frágil y hermosa.
Su pecho iba subiendo y bajando con ritmo calmado. Incluso ese simple gesto, en ella, era hermoso.
Mis manos imperfectas y manchadas no aguantaron su belleza. Necesitaba tocarla.
Acaricié su cabello rubio y perfectamente cortado. Un color perfecto. Todo perfecto.
Mi indice delineó la silueta de su cara, completamente normal. Detrás de esos ojos ahora cerrados, recordé que abiertos eran de un verde llamativo. Como dos esmeraldas preciadas.
Sus mejillas calentitas y sonrojadas me hacían sentir calor, su cuello suave y blanquecino pedía a gritos ser mordido y apreciado. Sus labios del mismo color que las mejillas... perfectos.

Aún con la ropa puesta mis manos pasaron por el busto. Un busco suave, blando y compacto. Perfecto.
El que todo hombre desearía poder poseer.
Esa chica emanaba un calor increíble y delicioso. No... era hermoso.

Su estómago sin imperfecciones, sin marcas, plano y delicado... Sus piernas blancas y tersas...
Al final, lo que andaba buscando se hallaba frente a mi. Al apretar por debajo de su ombligo, se despertó sobresaltada. Sus ojos verdosos estaban asustados, mi mirada siempre fría no iba a cambiar tan fácilmente por algo así. Ella no articuló palabra alguna con su vocesilla de chica preciosa.

Me dirigí al gran cristal que había cerca de la cama para golpear mi cabeza contra el mismo hasta romperlo. No me hice daño. ¿Qué era daño para mi?... Nada. No puedo sentir placer o pena.
Arranqué un trozo de ese mismo cristal, era bastante contundente y largo. Lo besé lentamente.

La chica jadeaba y ya estaba en la misma puerta por la que yo había entrado, pero estaba bien cerrada. No iba a poder salir.
Lentamente me dí la vuelta y fui hacia ella. No había escapatoria. Sonreí y comencé a reír mientras la perseguía con paso firme. Ella solo corría por las paredes hasta que al final cayó sobre su propia cama.

Gritó con su voz deliciosa y perfecta.
Con una mano agarré de su cuello, con la derecha levanté mi gran cristal, mi sonrisa era grande y mi lengua salió a jugar.

...
Un último grito.
Ropa rasgada y sangre cayendo de las sábanas blancas haciendo hermosos dibujos en el piso.




Al cabo de un rato, no emitía calor.
Pero aún así... seguía con una belleza... perfecta.

1 comentario:

  1. ¡¡¡Que gran texto!!! Es tuyo?? Me encanta ^^

    Ya sabes todo lo q pienso de todos los textos que escribes,son geniales TODOS!! Te expresas como nadie ^^ y yo encatadisima de leerte siempre,"babeo" con tus textos


    Voy a leerme el siguiente

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