domingo, 18 de diciembre de 2011

Al gato de la ventana le pedí voces y me dio algo más que eso.
Me dio los sonidos más eróticos que se le puede dar a una prisionera enferma.

Yo no pude evitar sonrojarme y sonreír entre nerviosa y sorprendida... pero con cierto toque de picardía.

Ah~ Gato de la ventana de enfrente... Los maullidos son diarios pero me siguen encantando.
Aún si hubiera silencio me quedaría apoyada en mi ventana observando como la luz de luna proyecta una sombra humana en mi cuarto.

Es tan extrañamente hermoso que merece ser mencionado y recordado.
Pero...

¿Tú sabes lo que mi mente hace con esa sombra casi todas las noches?

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