domingo, 23 de octubre de 2011

Quinto Acto.

Lentamente se acercó a ella, moviendo su kimono a cada paso. La elegancia con la que lo hacía era increíble.
Su sonrisa era visible, aún más que otros días. Era una sonrisa de victoria, de sed, de lujuria y ganas de ir a por todas.

La chica de azul la miró asustada. Un borde próximo que era hondo hondo, hondo hondo, tan hondo, que una boca de lobo parecía. Reika miraba por el rabillo del ojo que sus pies no cayeran accidentalmente ahí.
Ahora miraba hacía aquella puerta blanca y aquella mujer de kimono ensangrentado que la miraba con una diabólica sonrisa. Estaba asustada, sus ojos abiertos al máximo y mostrando su color negro no paraban de temblar. Quería hablar pero en ese momento no salió mas que un extraño sonido de sus labios.

Sae dio un paso adelante. Sonrió aún más, ahora mostrando sus dientes.
-Te lo dije.- Nada más que eso pronunció antes de levantar un brazo y señalar a la asustada Reika.
Después de señalarla con su mano blanca durante unos segundos parecidos a horas, su mano cambio de sentido y señaló hacia abajo.
-Te lo dije.-

-¿Porqué?-
-El pueblo no te soporta... amiga.- Sonrió y se acercó a ella tan rápido que pareció desaparecer. Su cara se acercó a la asustada para hablarle de cerca, mostrando los dientes. Su cabello por la rapidez se había movido dejando ver unos ojos abiertos pero con un sentimiento distinto a el terror. ¿Cuál? Yo no lo sé.
Reika caminó hacia atrás lentamente, olvidando lo que atrás suya había.

Reika cayó.
Sus manos se levantaron hacia aquella a la consideraba hermana. Un grito salio de sus labios azules.
Sae extendió lentamente se mano, pero solo levemente. Miraba a Reika siendo engullida por la plena oscuridad.

No dijo nada.

Se dio media vuelta y caminó hacia la salida.
4 Niñas aparecieron a su lado misteriosamente. Sólo con un intercambio de "asentidos", las niñas volaron hacia la dirección en la que había caído ella.

Las puertas blancas se abrieron gracias a las doncellas ciegas de sus extremos.
Sae pasó dejando caer una lágrima.



"Lo siento. Pero no te vamos a dejar salir en mucho tiempo. Descansa. Recupérate. Y luego hablamos...
En el fondo te quiero... estúpida."

No hay comentarios:

Publicar un comentario