jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Cuál es la respuesta a mi pregunta?
Ni nada ni nadie quiere dármela.

O al menos... dime que hacer.

Que alguien, quien sea, me diga que hacer.
La oscuridad tras la ventana es tan espesa a veces que da miedo.
Sólo los ojos blanquecinos de mis amigos me animan a seguir rezando porque algo pase.

Pero aunque pregunto a mis vecinos, nadie sabe decirme la respuesta.
¡Decidme la respuesta!
No quiero mirar eternamente por imbécil.

Antes servía para esto, pero ya no.
Quizás me hice mayor ya.

No puedo ayudar siquiera a quitar la oscuridad de mis amigos de encima.
Pronto iré ahí, a la calle, donde la oscuridad.
No tengo miedo porque nunca me engulle. Aunque le pido que lo haga nunca lo hace.
Siempre se niega a comerme únicamente a mi. Se ríe de mi.

¿Quién me da la respuesta?



¿Como demonios quito la oscuridad amarga del prójimo querido?

1 comentario:

  1. A veces uno siente que tantea tan a ciegas para tratar con ese prójimo, que da miedo. Generalmente temo arruinarlo y que el prójimo al que quiero me odie.

    Lindas palabras, como siempre.

    ResponderEliminar